¿Soberbio, orgulloso o simplemente inseguro?

La palabra soberbia proviene del latín (superbĭa) y significa que uno se valora por encima de los demás, presume de sus propias cualidades menospreciando normalmente las ajenas. De ahí que con frecuencia nos refiramos a estas personas como personas arrogantes.

Creen que siempre llevan razón, se enfadan de manera insospechada, viven para competir, no les importa humillar a los demás o llamar la atención con cierto histrionismo. Aunque cualquier persona puede comportarse de forma soberbia en un momento determinado en función de la situación, lo más común es que sea un patrón de su manera de responder ante los demás.

La soberbia generalmente sirve como un mecanismo de compensación de una gran inseguridad y poca confianza en uno mismo. Es un rasgo de personalidad que se va forjando a lo largo de la vida y las experiencias acumuladas.

Hay quien considera que ha logrado algo tan extraordinario que pocos son capaces de realizar y eso estimula su sentimiento de auto-valía hasta el punto de menospreciar a las personas con las que interactúa. Es decir, consideran que han llegado al final del camino y abandonan la idea de continuar aprendiendo y mejorando.

En el fondo, la soberbia se convierte en un mecanismo de defensa para proteger su autoestima: es una forma de esconder y compensar su inseguridad, inferioridad o falta de confianza en uno mismo. Y, lo peor, es que no se dan cuenta que están pregonando semejante debilidad. De hecho, con esos comportamientos, los soberbios han decidido rechazar a los demás antes de que ellos tengan la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, a las personas arrogantes les importan mucho lo que pensamos de ellos ya que necesitan nuestra aprobación y admiración; por eso, intentan ganar una atención superior a lo normal.

Parece lógico pensar que tener mucha autoestima nos puede llevar a desarrollar una conducta soberbia. La soberbia no es consecuencia de un cultivo excesivo de la seguridad; es decir, si tengo poca autoestima y la voy incrementando cada vez más llegará un punto en el que pueda convertirme en una persona arrogante. No funciona así.

La soberbia es contraria a una buena autoestima.

Una persona soberbia y arrogante, en el fondo tiene una gran inseguridad en sí mismo y una falta de autoestima.

 

¿Crees que puedes ser una persona soberbia o arrogante?

  1. Recuerda que solo porque hayas hecho algo genial no significa que eres mejor que nadie. Tienes tus defectos como todos, y eso no te hace peor persona. A veces asusta reconocer nuestras debilidades porque nos sentimos vulnerables y es normal. Pero si no las reconocemos y no nos enfrentamos a ellas vamos a acabar solos, aislados.
  2. Entiende y acepta que otros tengan sus propios puntos de vista, que pueden ser muy diferentes al tuyo. Nadie tiene la verdad absoluta. Tener diferentes opiniones puede ser muy enriquecedor. No desprecies a los demás porque piensen diferente. Escucha lo que tengan que decir, pueden sorprenderte.
  3. No necesitas despreciar a los demás o dominarlos para sentirte válido. Todos somos valiosos.
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