el arte del humor en las presentaciones y el liderazgo

¿Cuántas veces has oído a multitud de asesores en materia de comunicación recomendar que empieces tu presentación con humor? Buscando en Google sobre sobre el uso del humor en una presentación, encontramos afirmaciones como: “el humor te ayuda a conectar con las personas”, “el humor tiene beneficios para la salud de tu audiencia”. Incluso descubrirás estudios que ponen de manifiesto la rentabilidad del empleo del sentido del humor en el liderazgo de los directivos y en el desarrollo de su carrera profesional. No seremos nosotros los que neguemos la veracidad de todas estas argumentaciones, sin embargo, si nos permitimos cuestionar el uso del “humor” en la apertura de una presentación profesional. Es importante que distingamos entre una presentación empresarial realizada por un profesional y una ponencia realizada por un “speaker”. En el primer caso debemos considerar quién es mi audiencia y qué queremos como resultado de nuestra presentación antes de plantearnos usar humor, en el inicio o en cualquier momento de esta. Por ejemplo, no sería adecuado usar toques de humor cuando estamos frente a la alta dirección de la compañía solicitando un aumento inesperado del presupuesto de gastos para nuestro departamento. Sinceramente, tampoco lo vemos en una presentación de un proyecto de alto impacto a un cliente institucional. Ni en un entorno financiero, como una reunión entre inversor y banquero. En cualquier caso, si ya conocemos a nuestra audiencia y hemos establecido una relación de confianza, y solo en el caso de estar seguros de que aceptan bien nuestro sentido de humor, entonces podemos hacer uso del humor en dosis muy pequeñas. Pero, recuerda una premisa fundamental, usa un golpe de humor, ironía o sarcasmo, pero nunca (bajo ningún pretexto) un chiste, ni cualquier broma que pueda resultar molesta.

¿Qué pasa con el rol de “speaker”?

En este caso, cuando tengas que dar una conferencia o charla y te hayan pedido que seas distendido (no incluiría la presentación de un ensayo clínico, por ejemplo) y siempre que la audiencia acuda a nivel personal y no profesional, podemos darnos el lujo de usar humor para empezar. Por favor, en caso de duda, no lo utilices. El humor no tiene espacio cuando la audiencia es multicultural porque será complicado acertar con algo jocoso que encaje con toda la diversidad y tenemos muchas posibilidades de ofender a algún asistente. Para concluir, no pienses que el humor es un recurso perfecto en todas las ocasiones porque no es así. Al contrario, puedes provocar justo el efecto opuesto del que pretendías, y en vez de conectar con tu audiencia, conseguirás ponértela en contra, lo ideal es que uses el humor solo cuando estés seguro de que te ayudará a conectar con tu audiencia.

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