Recuperar nuestra esencia y abrazar la autoaceptación
En el viaje de la vida, existe la posibilidad de que te hayas desviado del camino, dejando que las expectativas y opiniones de la sociedad anulen tus instintos. Esta desviación no es culpa tuya, sino consecuencia de un condicionamiento que empezó cuando eras pequeño. ¿Recuerdas al niño que se ponía sin miedo la ropa que le hacía sonreír, ponía en práctica sus ideas sin pensárselo dos veces o expresaba su opinión sin sentir culpa? Poco a poco, las normas y expectativas sociales te robaron ese sentido innato de ti mismo. Empezaste a dudar de tu reflejo en el espejo, a basar tus elecciones de ropa en ocultar tus defectos percibidos y a cuestionar tus señales más primarias. Esta desconexión de tus propios instintos crea una sensación de duda de ti mismo, lo que genera un ciclo de sobre corrección y autosabotaje.
La sobre corrección equivale a intentar arreglar lo que no está roto, asumiendo que todos los aspectos de tu vida son fundamentalmente defectuosos. Esto nos puede obligar a forzar los límites de la productividad, intentar encajar en una imagen idealizada u obsesionarse con la apariencia externa que nos imponen las conexiones sociales. Este círculo vicioso de sobre corrección nace de la sensación (creencia auto limitante) de no ser lo bastante bueno y de una búsqueda incesante de validación externa.
Entonces, ¿cómo puedes liberarte de este ciclo implacable de sobre corrección? Empieza por reconectar con tus opiniones sinceras. Es tan sencillo como probar una nueva comida, escuchar una nueva lista de reproducción de música o ver una nueva película. Este proceso de comprometerte con tus opiniones más genuinas restablecerá gradualmente tus instintos.
A continuación, sintoniza con tus necesidades básicas: hambre, sed, cansancio. Toma nota de ellas y responde en consecuencia. Así restablecerás la conexión con tus instintos más fundamentales.
Recuerda que la sobre corrección es un comportamiento aprendido, al igual que tu reacción ante los demás. Al conceder a los demás tu aprobación y apreciarlos por lo que son, elevas gradualmente el listón de la auto aceptación y disminuyes la mentalidad competitiva en torno a la valía y la conexión.
Por último, deja de tomártelo todo como algo personal. Los juicios de la gente suelen ser proyecciones de sus propios problemas, no un veredicto sobre tu valía. Cuando comprendes este concepto, el origen de tus problemas deja de ser un ataque personal para convertirse en un daño colateral de las heridas de otra persona.
Escucha la voz tranquila de tu interior. Si hay un aspecto de tu vida que realmente necesita un cambio, lo sabrás. Pero la motivación para el cambio debe venir de tu amor propio, no de la validación externa.
La magia se despliega cuando te aceptas tal y como eres. Sólo entonces podrás transformarte en todo lo que podrías llegar a ser. Dejar de juzgarte y determinar tu «mínimo» personal es un paso crucial para recuperar tu vida.
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