el “mánager sabelotodo” y su ansia por coleccionar “diplomas”

Querido “mánager sabelotodo” que coleccionas diplomas y certificados como quien colecciona sellos: ¡para!. Sí, has leído bien. Este artículo va contigo, sí, tú que tienes un archivador lleno de diplomas pero tu equipo sigue tan desmotivado como un lunes por la mañana después de un fin de semana de fiesta intensiva con los amigos.

El Gran Problema: La teoría sin acción es como un coche sin motor

Imagina por un momento que eres un chef. Has estudiado en la mejor escuela culinaria, tienes un máster en gastronomía molecular, conoces cada técnica de cocina francesa… pero nunca has encendido una cocina. ¿Serías un gran chef? Obviamente no. Pues con el liderazgo pasa exactamente lo mismo.

La parábola del conocimiento estéril

Había una vez un directivo llamado “Tolosa” (un “tó lo sabe” cualquiera 🤪). Había hecho más cursos de liderazgo que días tiene un año. Su biblioteca personal parecía la sección de management de una librería del aeropuerto. Libros de comunicación, inteligencia emocional, coaching, motivación… todos impecablemente forrados y sin una sola página subrayada.

“Tolosa” podía recitar de memoria las 7 claves del liderazgo transformacional, pero su equipo lo seguía por obligación, no por convicción. Sus reuniones eran monólogos interminables donde nadie levantaba la mirada de su taza de café.

Los 3 pecados capitales de la formación sin práctica

  1. La Ilusión del conocimiento instantáneo

Asistir a un curso no es como cargar un ‘pen drive’ de conocimiento en tu cerebro. El aprendizaje es como cultivar un huerto: requiere tiempo, atención y, sobre todo, ACCIÓN.

El conocimiento es como un machete en la selva del liderazgo. Si no lo usas, se oxida.

  1. El síndrome del «yo ya sé esto»

Todos conocemos al típico participante que cruza los brazos en un curso y piensa: «nada nuevo bajo el sol». Error mayúsculo. El verdadero aprendizaje no está en SABER, sino en EXPERIMENTAR.

  1. La mítica zona de confort: tu mayor enemigo

Practicar lo aprendido significa salir de tu zona de confort. Es como ir al gimnasio del liderazgo: al principio te dolerán músculos que ni sabías que existían.

Decálogo para transformar “formación” en “revolución” personal

  1. Compromiso: Decide aplicar al menos 3 cosas de cada formación.
  2. Humildad: Reconoce que siempre hay algo nuevo por aprender.
  3. Experimentación: Prueba, equivócate, ajusta.
  4. Feedback: Pide opinión a tu equipo sobre tus cambios.
  5. Constancia: El cambio no es un evento, es un proceso.
  6. Autorreflexión: Dedica tiempo a analizar tu evolución.
  7. Vulnerabilidad: Comparte tu proceso de aprendizaje.
  8. Paciencia: El cambio cultural tarda, pero llega.
  9. Coherencia: Predica con el ejemplo.
  10. Diversión: Disfruta el viaje de la transformación.

Conclusión: Tú eres el verdadero programa de formación. La mejor metodología, el mejor consultor, el mejor curso… son sólo catalizadores. El verdadero motor del cambio eres TÚ🫵.

No acumules más diplomas. Genera más impacto.

La formación no termina cuando sales de la sala. Comienza en ese preciso momento.

¿Estás listo para la revolución?

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