En nuestras sesiones de coaching y mentoring escuchamos con frecuencia la siguiente situación: “Finalmente no me han concedido la promoción que tanto ansiaba y para la que me he estado preparando todos estos años. Así que en una reunión con mi mánager le he pedido su feedback respecto a mi candidatura y el proceso de entrevistas. La verdad es que recibí algunos comentarios fulminantes que me hicieron daño. No sé cómo actuar a partir de ahora. Tengo la moral por los suelos.”

Desde hace décadas, pedir feedback se considera la principal fuente para aprender y crecer profesionalmente. Sin embargo, muchos directivos discuten su eficacia sobre la mejoría del desempeño del receptor.

¿Por qué puede ser ineficaz el feedback?

La razón principal es que, haciendo honor al significado original de la palabra en inglés, supone evaluar algo que ya ocurrió. Por lo tanto, cuando alguien te da feedback, se están fijando en algo que ya ha pasado y ahora reflexionan sobre ese comportamiento o actuación (la evaluación anual del desempeño, el trimestre que acaba de pasar o la presentación a cliente que has hecho esta semana). Quién evalúa no está enfocado en el futuro, por eso sólo le oímos hablar de cómo la has liado o de lo que no ha ido bien; no de cómo deberías actuar en el futuro. Por eso, el feedback tiende a ser menos procesable para quien lo recibe.

Sin embargo, cuando alguien no pide feedback, nos lleva a pensar en acciones futuras que podría emprender esa persona para tener éxito en el logro de sus objetivos. De ahí, que seamos más críticos y específicos sobre las estrategias que la persona podría seguir para mejorar.

Cuando uno está en las primeras etapas de su carrera, es bueno saber en qué se equivocó o qué falla en su rendimiento. Pero, en general, es más importante saber cómo hacer las cosas bien y mejorar para la próxima ocasión. Así que, a veces, no hay que tener miedo a pedir consejo en lugar de feedback. Sé valiente.

Para obtener el mejor asesoramiento posible, utiliza estos consejos:

  1. Sé específico en el tipo de consejo que buscas.
    Prepara qué vas a pedir en forma de pregunta. Por ejemplo, “¿qué me ayudará a mejorar mi relación con el departamento X?” Así, en lugar de preguntar, «¿qué opinas de mis cifras de ventas del último trimestre?», podrías decir, «hasta ahora, he intentado “A” y “B”, pero no he podido cumplir mi objetivo; ¿cómo lo habrías hecho tú?»
    Si pides a la gente que piense en lo que podría ayudarte en el futuro, los consejos que recibirás serán más específicos y prácticos. En vez de decir: «¿qué te ha parecido la presentación de hoy?», puedes preguntar, «¿qué podría hacer mejor la próxima vez?» y recibir consejos útiles que te ayuden a pensar en cosas nuevas y a avanzar en lugar de volver a recordar el pasado .
  2. Aprovecha cada conversación.
    Si alguien te hace un comentario vago del tipo «lo has hecho muy bien» o «podrías hacerlo mejor», aprovecha la oportunidad y alarga la conversación. Encuentra el consejo que necesitas. Por ejemplo, pregunta: «¿qué piensas que he hecho bien en concreto?» o «¿qué puedo hacer mejor la próxima vez?» .
  3. Pregunta a las personas adecuadas.
    Cuando buscas una opinión sólida, puedes sentir la tentación de buscar varios puntos de vista (cuantos más, mejor, ¿verdad?). Sin embargo, las opiniones que recibas pueden ser contradictorias y dejarte confuso. Piensa detenidamente en el problema o tema sobre el que quieres que te den su opinión y considera solo a quienes sepan y/o tengan experiencia en el asunto. La mayoría de la gente tiende a pedir consejo a personas cercanas o con las que se siente cómoda. Pero puede que esas personas no tengan los mejores conocimientos sobre el tema.
  4. Un buen consejo puede ser transformador, sobre todo cuando tienes urgencia o estás muy preocupado. Así que, la próxima vez que necesites consejo o feedback, sigue estas sugerencias para obtener ideas que realmente funcionen.

    Consigue más información aquí sobre nuestros programas relacionados con la cultura organizacional de feedback.

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