Cuando preguntamos a la gente qué quieren realmente en su vida o cuál es su propósito vital, muchos responden que buscan ser felices, tener una familia que les quiera y un trabajo que les guste. En general, nos enfrentamos a ambiciones bastante vagas. Y las ambiciones vagas son problemáticas porque no nos motivan y empujan a luchar por el éxito.
Por desgracia, si queremos llegar a alguna parte en la vida, tendremos que luchar. Alcanzar nuestras metas requerirá trabajo duro y mucha perseverancia; seguro que habrá reveses, crisis y dificultades en el camino.

Como la lucha es inevitable, al final tenemos que encontrar algo por lo que merezca la pena pelear. Por eso, identificar lo que realmente nos gusta hacer es importante. Trabajar en algo que nos haga felices significa que no solo no nos desanima, sino que hasta nos apetece.

No tiene sentido buscar una vida fácil, sin adversidades. La única forma de salir adelante es encontrar un objetivo por el que querer luchar. Asimismo, es igualmente importante aprender a decir no a las luchas que nos alejan de nuestro objetivo. En ocasiones, incluso hay que ser implacable y dejar de perseguir algunas ambiciones que no aportan felicidad. Es decir, debemos concentrarnos en unos cuantos objetivos importantes y todo lo demás nos debe importar un “bledo”.

El sufrimiento puede llevarnos a grandes logros, pero si no tenemos los valores adecuados, no seremos felices. Mucha gente tiende a centrarse en valores de escasa relevancia; así que es crítico encontrar aquellos que son realmente importantes, es decir, por aquellos que decidimos creer. A veces nos sentimos víctimas, pero el cambio positivo sólo se produce cuando asumimos toda la responsabilidad de nuestra vida; de ahí, que debamos aprender a aceptar nuestros errores e inseguridades si queremos ver un cambio positivo y asumir que hay cosas que nos deben importar un “bledo” 😉

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